“La obra nos acerca a la heroica vida de Francisco “Pancho” Ramírez, el caudillo entrerriano que dedicó su vida a construir su poder en el litoral en las primeras décadas del siglo XIX. El día que conoció a la Delfina, una cautiva de misterioso origen y que peleaba como un soldado, dejó a su prometida de entonces para vivir una gran pasión. Murió al intentar rescatar a su amor en pleno campo de batalla. La mujer con quien se había comprometido nunca dejó de amarlo.
El 10 de julio de 1821 Ramírez, debilitado militarmente, intentaba llegar con escasos 200 hombres a Santiago del Estero. Pero ese día, muy cerca de Las Piedritas de Río Seco, en Córdoba, debió combatir casi durante horas contra las fuerzas de López y de Bustos, que lo superaban en número.
Delfina había sido capturada por el enemigo. Fue entonces, que el caudillo, sin pensarlo, lanza en mano, arremetió solo contra el grupo que retenía a su mujer. Rodeado por soldados enemigos, el capitán Maldonado lo mató de un tiro a quemarropa, que impactó en su pecho. Su caballo siguió cabalgando un trecho con el cuerpo inerte. Uno de sus soldados intentó recuperarlo cuando ya había caído a tierra, pero no alcanzó a hacerlo por la cercanía del enemigo. Su cabeza –clavada en una lanza- fue llevada a Villa de María de Río Seco, donde se la exhibió. De ahí, envuelta en piel de carnero, se la enviaron a López, en “señal de verdad”, como se dijo entonces. Delfina, la infortunada compañera, ayudada por oficiales de Ramírez, había logrado escapar a Santiago del Estero. Con el tiempo, iría a vivir a Concepción del Uruguay, donde falleció, soltera, el 28 de junio de 1839”.
Lo interesante de la propuesta que nos trae Joaquín Gómez en su dramaturgia es el cómo nos sumerge en ese clima histórico y en los demonios al que se enfrentan aquellos seres que sobreviven, llevando sobre sus espaldas, la culpa, el impulso por el deber ser, el ansia de poder y su misma impotencia, como una paradoja. Las luchas de aquellos tiempos forjaron personalidades de una gran potencia moral, como es el caso del caudillo Pancho Ramírez y de su mujer María Delfina, una guerrera y soldado, sumida en el dolor de la pérdida de su hombre, ejemplar y fundador de una República. Una madre, Tadea, que despojada del derecho de dar sepultura digna al cadáver de su hijo desespera e intenta secuestrarlo antes de huir a otro territorio para estar a salvo; no lo logra, ni aún con ese estandarte de lucha puede convencer a una Delfina carcomida por el dolor y sumida en un abandono, que apenas hace vislumbrar su antiguo valor y coraje. Está totalmente perdida en horrendos sueños. Esos mismos que a su vez la acercan de una manera onírica al que fue su hombre amado, escenas que se tornan muy verosímiles y conmovedoras para el público, muy logrado por el actor, Joaquín Gómez, interpretando al caudillo Ramírez y por la actriz Irene Castel dándole un clima de extremado romanticismo.
El dispositivo escénico acompaña estos momentos de manera muy eficaz, asimismo lo sonoro como telón de fondo crea la atmósfera de los acontecimientos.
Debo mencionar que hay que correr muchos riesgos para concebir un espectáculo que plasme tan sintéticamente a estos grandes héroes y heroínas e incluso a los traidores, complejos personajes de nuestra historia y en el caso de “María Delfina” los corren con muy buenos resultados, el público se mete de lleno en esa historia y se remonta a cruentos escenarios de nuestra historia argentina. Esto conmueve y ese teatro es necesario. No dejen de verla.
OPINIÓN: MUY BUENA
CRÍTICA: PATRICIA CARRO
FICHA TÉCNICO ARTÍSTICA
Dramaturgia: Joaquín Gómez
Actúan: Irene Castel, Joaquín Gómez, Gustavo Lencina, Maria del Valle Strada
Diseño de vestuario: Jimena Biga
Diseño de luces: Horacio Novelle
Realización de vestuario: Andrea Quinteros, Carmen Quinteros
Musicalización: Marcelo Michel
Video: Pablo Daroca
Fotografía: Pablo Daroca
Diseño gráfico: Carlos Ruiz B.k.
Prensa: Bombín Teatro Producciones
Producción: Bombín Teatro Producciones
Puesta en escena: Joaquín Gómez
Dirección: Joaquín Gómez
Teatro el Crisol - Malabia 611 - Caba
Funciones: Domingos a las 20:00 hs.
Entradas: $2000- Hasta el 28/05/2023
Recuperado el 15 de mayo de 2023 de:
https://lunateatral2.wordpress.com/2023/05/15/maria-delfina-la-obra-de-joaquin-gomez/
Recuperado el 14 de mayo de 2023 de:
https://pensadorteatral.blogspot.com/2023/05/maria-delfina.html
En el espacio cultural entrerriano “Pueblo Viejo”, de Concordia, se presentó la puesta en escena “Maria Delfina”, con dramaturgia de su director, Joaquín Gómez (Bombín Teatro producciones independientes -Gualeguaychú-).
El domingo 6 de marzo próximo pasado, en ese ya épico espacio cultural entrerriano que es Pueblo Viejo de Concordia, se presentó “Maria Delfina”, una obra que intenta recrear los días y años posteriores de María Delfina Menchaca en Concepción del Uruguay, luego de que en el invierno de 1821 dieran muerte a su compañero Francisco “Pancho” Ramírez, el caudillo entrerriano creador de la República de Entre Ríos y de activa participación en las luchas federales de nuestro país.
Me refiero a “intenta recrear” porque se sabe que todo pasado deviene como ficción, y captar y situarse en el sentir de los personajes que lo habitaron, allá lejos y hace tiempo, tiene una doble dificultad: la de traernos una realidad inasible y la de convertirla en un hecho artístico.
Esas dificultades son salvadas mediante recursos estéticos que en esta puesta apelan a cierto minimalismo escenográfico y de vestuario (solo una mesa, una silla, un mate, bruma, un cambio de ropa), al manejo del relato que juega con el flash back y la ensoñación, a actuaciones donde los personajes denotan compromiso con el texto y nos hacen “ver” la Historia sin que como espectadores debamos tener un acabado conocimiento de ella.
Pero nos quedaríamos en detalles si no tratáramos de captar las resonancias de lo que significa para nuestra historia (como entrerrianos, como argentinos) el sentimiento de culpa y miedo que padece La Delfina, acosada por mandatos de la madre de Ramirez (Tadea Jordán) y de las tropas, de no cesar en la lucha por la dignidad de la tierra y, a la vez, en su propia desolación por sentirse el factótum de la suerte de su compañero.
Un sentimiento de culpa que lleva a la depresión, y el miedo, que paraliza toda intención reivindicativa (se cuenta que no se supo de actuaciones públicas de Delfina luego de dieciocho años de aquel trágico acontecimiento).
Por otro lado, vemos la impotencia de la madre de Ramírez de no “tener el cuerpo” para acabar con el duelo y, de ello, sabemos de sobra por nuestras Madres.
Es decir, la obra actualiza también hechos recientes de nuestra historia, de otras luchas, menos territoriales, vigentes quizás, emparentadas con la idea de justicia social.
Dejando de lado el drama personal, la asimilación de la Tragedia como hecho teatral y la exaltación de esas figuras femeninas, hoy rescatadas en otros tantos relatos bienvenidos, preferimos acercarnos a “María Delfina” como un constructo artístico con profundo sentido político, donde aparecen combates, traiciones y las múltiples aspiraciones -tan vigentes- de los poderes fácticos.
De qué serviría el teatro, además de conmovernos de distintas maneras, sino para entender y entendernos en nuestro transcurrir existencial y como sujetos sociales a la luz de una esclarecedora memoria, evocada con pericia en esta obra.
Ficha técnica:
Dramaturgia: Joaquín Gómez.
Actuación: Irene Castel, como María Delfina / Joaquín Gómez, como Francisco Ramírez y narrador / María del Valle Strada, como Tadea Jordan / Gustavo Lencina, como Portes.
Diseño y puesta de luces: Horacio Novell.
Operación de luces y sonido: Patricia Arrieta.
Diseño de vestuario: Jimena Biga.
Realización de vestuario: Andrea y Carmen Quinteros.
Diseño gráfico: Carlos Ruiz B. k.
Musicalización: Marcelo Michel.
Fotografía: Pablo Daroca.
Dirección y puesta en escena: Joaquín Gómez.
Producción: Bombín Teatro producciones independientes (Gualeguaychú).
Foto: Omar Lagraña
Recuperado de:
Medio Argentino de Teatro ǀ Online
MATEO es un medio periodístico editado por la Asociación Argentina de Investigación y Crítica Teatral (AINCRIT) que busca dar cuenta de la actividad teatral en todo el territorio nacional.
María Delfina, tragedia entrerriana escrita, dirigida y actuada por Joaquín Gómez y seleccionada para la XVI Edición del Festival Iberoamericano de Teatro “Cumbre de las Américas”, que se llevará a cabo en la ciudad de Mar del Plata en el próximo mes de octubre.
Por Marta Ledri.
27 de febrero de 2020.
Bajo el embrujo de la Azotea de Lapalma, cargada de leyendas y en medio de una atmósfera casi irreal, tuve el placer de formar parte del público que el 26 de febrero en el marco de El Museo no duerme, actividad cultural de la Municipalidad de Gualeguaychú, se dio cita para asistir a la representación de María Delfina, obra escrita, dirigida, actuada y producida por Joaquín Gómez.
En un escenario natural, los árboles agravaron las sombras y se convirtieron en el monte propicio para resguardar a la extraña amante de Francisco Ramírez, la portuguesa y liberada cautiva, quien tras su muerte se lamenta como una Hécuba, como una Antígona, como un personaje venido de la antigua Grecia, por la pérdida irreparable de su hombre. María Delfina es un eslabón del género trágico, casi extinguido por su complejidad. No basta un dilema, ni un acto de hybris, ni el fobos, ni la intransigente fatalidad, son necesarios además, la vehemencia en la palabra, el texto sublime, la épica y la dulzura de la poesía en los parlamentos de los personajes, los precisos movimientos corporales que no pierden la elegancia para afirmar que la obra se enmarca dentro de lo trágico. En María Delfina, la tensión, el latido, el coágulo emocional donde se satura la obra, está en la palabra y en el modo de decirla.
Joaquín Gómez, actor de trayectoria, revela su permanente formación actoral en la escritura del texto que se piensa desde el momento de su enunciación, como palabra actuada. Dirige al elenco, modela sus roles, destaca con simplicidad sus atributos, los liga a una historia de amor y los desliga en la traición. La pugna de fuerzas, de amores y odios, de federalismos y centralismos, de heroicidad y oportunismos es evidente y se vivencia, conmueve al espectador que pacta definitivamente con una época de montoneras, de caballos, de mujeres con fusiles, amazonas litoraleñas escondidas entre talas y espinillos, prontas para atacar o hacer la retirada en el flete al lado del caudillo.
La sombra de Ramírez no pide venganza como en Hamlet sino continuidad en la batalla. El proyecto de la República de Entre Ríos acariciado por Artigas y por él, muerto en río Seco, debe continuar bajo las órdenes de “La Coronela”.
La madre, la amante y un muerto, con una cabeza exhibida en el Cabildo de Santa Fe conforman el triángulo de dolor. El mandato de la sangre, la tradición universal que exige recuperar el cuerpo, sepultarlo, llorarlo, poner una cruz en la cabecera del túmulo y la espada, son tópicos comunes en las grandes literaturas.
Las indeterminaciones, las acciones no representadas son narradas por un gaucho que a la manera del corifeo griego se dirige al público mientras traza laberínticos recorridos, como los tiene la historia, abrigado en un poncho. Es la voz del testigo, es la voz de la historia, es la voz de la entrerrianía indómita que grita dentro de nuestros pechos. Es la fama póstuma que se gana con sangre y con pobreza de bienes.
Cada tanto, y lo digo con pesar, aparecen en nuestra ciudad elencos que se atreven al teatro de texto, a las formas puras, a la disciplina y sobre todo a la entrega de la belleza y la enseñanza en este caso de una época triste de nuestra historia, cuando peleábamos entre hermanos. La civilización y la barbarie la tenemos metida dentro “como la estaca pampa”.
Felicito a Joaquín Gómez y a su elenco por la oportunidad de desplegar una tragedia con color a flor de ceibo y espinosa como los juncales del arroyo La china. Antes de la historia estuvo la literatura y el teatro es una de sus manifestaciones.
El foco puesto en la intimidad doméstica del duelo puede decirnos más que las frías cronologías de acontecimientos. La historia no es una abstracción. Es un pasado que tuvo a hombres y mujeres con virtudes y defectos pero entregados a un ideal.
Ficha técnico-artística:
Dramaturgia:
Joaquín Gómez
Actúan:
Dardo Arenas, Irene Castel, Joaquín Gómez, Gustavo Lencina, Maria del Valle Strada
Prensa:
Bombín Teatro Producciones
Producción:
Bombín Teatro Producciones
Puesta en escena:
Joaquín Gómez
Dirección:
Joaquín Gómez
Diseño de vestuario:
Jimena Biga
Diseño de luces:
Horacio Novelle
Realización de vestuario:
Andrea Quinteros, Carmen Quinteros
Musicalización:
Marcelo Michel
Video:
Pablo Daroca
Fotografía:
Pablo Daroca
Diseño gráfico:
Carlos Ruiz B.k.
Por Marta Ledri.
27 de febrero de 2020.
Profesora en Castellano, Literatura y Latín.
Investigadora y escritora de crítica literaria.
Leído el 27/02/2020 en
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